miércoles, 9 de abril de 2014

Es amor, lo se

No no es apego, si fuera apego ya habría pasado a otra cosa.

Es amor, te pienso y sonrió
Es amos, te sueño y despierto feliz
Es amor, quiero cuidarte y ayudarte
Es amor, soy bella para ti
Es amor, veo un futuro contigo
Es amor, lo se.

Si no lo fuera ya no te pensara
Si no lo fuera ya no latiera mi corazón al verte
Si no lo fuera, ya lo sabría.


No me resigno

Sera que soy tan joven aun,
aun no me resigno.

Quiero un amor desbordante.
Quiero un amor alborotado.
Quiero un amor enloquecedor.

No quiero un amor sin altibajos
No quiero un amor sin pasión.
No quiero un amor convencional.
No quiero una rutina desgastante.

Pido permiso para nacer


Hoy volveré a nacer: pido permiso.
Permiso útero, permiso cordón prieto.
Permiso agua, placenta, oscuridades.
No podrá retenerme la tibieza
plácida y calma del vientre cobijante.
No podrán disuadirme las presiones
de este túnel de carne que hoy me puja.
Con decisión inequívoca y sagrada
determino nacer: me doy permiso.
Y aquí estoy, desnuda de corazas,
dispuesta a recibir besos y abrazos
(no la palmada que provoque el grito:
ya no permitiré que me golpeen.)
Parteras de quien vengo renaciendo,
miren quién soy: soy digna. Las recibo.
Miren quién soy: adultamente niña.
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.
Miren quién soy: apenas si respiro,
pero, de pie, me yergo y me estremezco,
dándome a luz en mi realumbramiento.
Tengo coraje para empezar de nuevo:
fortalecido en mis fragilidades
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto.
Lloro disculpas a quienes no me amaron,
por el maltrato, el frío, el abandono:
lloro la herida de todo lo llorable.
Y lloro de ternura y de alegría
por tanto recibido y encontrado:
lloro las gracias por el amor,
por la bondad de los que me ampararon.
Lloro de luz, y lloro de belleza
por poder llorar: lloro gozosa.
Sin más queja, dolida y reparada
por la caricia de este útero abrazante,
aquí estoy: recíbanme.
Me perdono y perdono a quien me hiriera.
Vengo a darles y a darme íntimamente
una nueva ocasión de parimiento
a la vida que siempre mereciera.
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:
me doy permiso para sentirme digna,
sin más autoridad que mi propia Conciencia.
Pido permiso para nacer
(PABLO NERUDA)